136. LA CATÁSTROFE AUTOMOVILISTA DEL RÍO SECO

Hoy por desgracia estamos acostumbrados a las noticias que hacen referencia a los accidentes de tráfico. Ya sólo nos preocupamos si la cantidad de muertos supera a los del “puente” del año anterior y solemos echarle las culpas a aquellas personas “que van como locos”. Pero hubo un tiempo en que las noticias sobre accidentes de tráfico o “tragedias automovilísticas” eran una novedad en la prensa y ocupaban las portadas de los diarios durante varios días seguidos.

Este mes vamos a hablarles de la que está considerada como la primera tragedia automovilística de la provincia de Alicante. Hoy no pasaría de ser uno de los múltiples accidentes de nuestras carreteras, pero el 27 de julio de 1912, el accidente del puente del Rio Seco fue todo un acontecimiento.

Todo sucedió un caluroso día de verano del mencionado año de 1912 cuando junto al puente del Rio Seco de Mutxamel chocaron un autobús de línea con un Ford cayendo ambos vehículos al cauce seco del río. El resultado fue de un muerto y diez heridos.

Diario de Alicante cubrió ampliamente la noticia. El autobús “Hispano Suiza del Serpis” matrícula A-26 que cubría la línea de Alicante a Alcoy había salido de la capital conducido por su “chauffeur” José Cardenal Seguí. Teniendo en cuenta lo largo y fatigoso que se hacía el trayecto en aquellos años, le acompañaba el segundo conductor Francisco Romá Abad. En los asientos de pasajeros del ómnibus iban Manuel Miravete (del Banco de Cartagena de Jijona), Justo Doménech (Tte. de Alcalde de Benilloba), José Pérez del Postigo (empleado de la Junta de Obras del Puerto), Marino Blanes (viajante de comercio de Alcoy), Francisco González Vicedo (natural de Villarobledo y que trabajaba para León Dupuy) y Fermín Badía (Alcoy).

Francisco Soler Antón, exdirector del Sindicato de Riegos y Director de la Banda de Música, y Ramón Sala se subieron al autobús en Mutxamel. Pocos kilómetros después se produciría la tragedia.

A las cuatro de la tarde salía de Alicante el Ford T matrícula V-179 que estaba conducido por el abogado José Rovira de la Canal. Su chófer particular Felipe Sendra Cases iba curiosamente de acompañante. Detrás se sentaban el joven jijonenco José Llorens Colomer, alumno de la Academia de Artillería.

Sería en Mutxamel donde se encontrarían ambos vehículos minutos antes del accidente.

Sin que se llegaran a esclarecer las causas, ambos vehículos chocaron junto al puente del Rio Seco, se engancharon en el mencionado viaducto y cayeron al río que, en pleno mes de julio, iba totalmente seco haciendo honor a su nombre.

El Ford T resultó muy dañado pero reconocible, atribuyendo su suerte el Sr. Rovira a una imagen del San Francisco de Asís que llevaba en la potuezuela y a otra de la Purísima. Pero la peor parte se la llevó el autobús, que quedó totalmente destrozado e irreconocible. Sus ocupantes resultaron gravemente heridos. Desde las contusiones múltiples que presentaba Ramón Sala hasta las gravísimas laceraciones en la cara del joven Marino Blanes. El peor parado fue Francisco Soler Antón que debido a la gravedad de las lesiones fallecería a las tres y media de la madrugada.

Dos labradores dieron la voz de alarma, saliendo parte del vecindario de Mutxamel a socorrer a los pasajeros. Debido al desconocimiento, los heridos fueron sacados de la chatarra con las mejores intenciones siendo trasladados en carros y somieres hasta la casa del Dr. Ruzafa, la posada de Encarnación y la casa del cura donde quedaron a la espera de la llegada de los doctores.

Enterados de la noticia salieron de Alicante los médicos Pascual Pérez Martínez y Francisco Fajardo entre otros. Los médicos de Sant Joan Vicente Gadea y Francisco Ivorra se presentaron rápidamente en Mutxamel acompañados de los médicos locales Manuel Ruzafa, Tomás Alberola y el practicante del pueblo.

Los heridos leves marcharon poco después a sus domicilios. José Pérez del Postigo regresó a Alicante por sus medios siendo atendido por el Doctor Rico. Manuel Miravete fue curado por un veterinario de camino a Jijona.

El conductor del autobús José Cardenal, que resultó herido en la cabeza fue detenido por la Guardia Civil tras las curas de urgencia y enviado a Alicante por orden judicial.

Pronto comenzaron las investigaciones. Cardenal acusaba a Rovira, conductor del Ford T, de realizar un adelantamiento peligroso junto al puente. Un volantazo del autobús provocó el enganche de las ruedas y la caída al río de ambos vehículos.

José Rovira afirmaba que a la salida de Mutxamel decidió adelantar al Hispano Suiza del Serpis puesto que la nube de polvo que generaba a su paso por la carretera le impedía ver nada. Fue tocando la bocina avisándole de la maniobra rebasando al autobús junto al puente. En ese momento, envueltos ambos en humo y polvo notó un movimiento extraño del coche. Al pisar el freno y desviar su coche a la cuneta, el autobús le sobrepasó enganchándole por las ruedas, cayendo ambos al barranco.

A ambos conductores se les impusieron sendas multas de 50.000 pesetas a pagar en 24 horas para asegurar las responsabilidades civiles.

El entierro de la única víctima tuvo lugar inmediatamente. Se daba además la triste casualidad que Francisco Soler Antón era contratista de carreteras y se dirigía a Ibi a pagar los sueldos a los trabajadores de esa carretera. Su cuerpo fue trasladado al cementerio de Mutxamel acompañado por la gente de la Huerta y de los pueblos de Sant Joan y Mutxamel.

Entierro de Francisco Soler y Antón.
(Foto cedida por Manuel Ivorra)

Entre las autoridades se encontraban el alcalde de Mutxamel José Pastor, el Juez Municipal Vicente Pérez Quereda y José Sala Pérez, Director del Sindicato de Riegos de la Huerta y sobrino del fallecido. Por parte de la familia acompañaron al féretro su viuda Francisca Poveda y sus hijos José, Francisco, Pilar, Herminia y Carlos (futuro alcalde del pueblo y que da nombre a la Rambla mutxamelera). Además estuvieron los hermanos del finado Pilar y Francisco entre otros representantes de la familia.

Pero no fue el único accidente ocurrido en esas fechas. Pocos días después un automóvil sin matricular era embestido por el tren del puerto junto a la obras de construcción del monumento a Canalejas. El conductor saltó del coche siendo éste embestido por el tren.

La prensa rápidamente se vio plagada de nuevos artículos de opinión que seguían con la moda de criticar los peligros del automóvil y los excesos de velocidad. Se pedía por ejemplo que “las autoridades deberían castigar con multas a todos los dueños y conductores de esos modernos carruages (sic) que constantemente ponen en peligro la vida del transeúnte”. Lo firmaba Uno que siempre va a pié...

ALFREDO CAMPELLO QUEREDA

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