112. RECUERDOS Y AÑORANZAS DE MI NIÑEZ DEL VIERNES SANTO

Cuando el Cristo de la Paz bajaba a Benimagrell en Semana Santa, una semana antes, ya se veía a las mujeres limpiando sillas, las tapaderas de madera del pozo y el papel de la luz. Y cuando llegaba el viernes, de buena mañana, ya estaban barriendo las calles y rociándolas. A las cinco de la tarde, todo el mundo estaba ya mirando a ver cuándo aparecía el Cristo por Villa Amparo, donde había unos bancales de olivos que los chiquillos de Benimagrell se subían a ellos a cantar saetas, que sonaban a gloria por la ilusión con que las cantaban.

Cuando llegaba el Cristo a la ermita de San Roque, lo entraban dentro y todas las personas del barrio le besábamos los pies. Ese recuerdo no se me puede olvidar. Mientras besaban los pies al Cristo, todos los sanjuaneros que habían bajado con la procesión reponían fuerzas con magdalenas del estanco y vino dulce.

A las diez de la noche, con la luna llena en el cielo nos volvíamos a San Juan pensando ya en el año siguiente. Bueno, yo no porque me quedaba en la finca de Espinós donde vivía.
PEPA ESPINÓS

Publicado porAlfredo en 12:00  

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