108. LES COSES DE BATISTE: "LA CAZA DEL JABALÍ"

"Manolo l’Horta" y Batiste fueron compañeros de milicia allá por los años cincuenta y tantos en el arma aérea. Sirvieron en la compañía de la tercera región del arma de aviación en el aeropuerto de La Rabassa, es decir, en servicios, nada de volar ni cosas parecidas.

Todas las mañanas sacaban a la pista de vuelos los aviones, aquellos viejos "I-15" que todo el mundo llamaba "Chatos" y los jefazos "Curtys", porque de esta marca era el motor que les colocaron cuando el suyo de origen, el que les pusieron allá en la Rusia soviética, se escacharró. Pues como decía, cuando estaban en esto de los aviones o haciendo "educación física" que era pico y pala, siempre estaban hablando de los mismo: de la Huerta. Porque ambos son hijos de huertanos y fueon bautizados en su día con agua del pantano de Tibi. Desde la mili son grandes amigos y suelen visitarse a menudo y jamás han tenido una desavenencia.

Este verano fue un día Batiste a ver a Manolo a su casa de campo y le dijo su esposa Dolores, que Manolo estaba regando las patatas. Fue hasta allí y mientras estaba el agua de la dula entrando en el bancal se pusieron a hablar y de pronto salió la conversación de la gran afición de Batiste a la caza.

Manolo puso mal gesto al escuchar decir a Batiste la matanza de conejos que se estaba haciendo por no sé qué sitio, pues Manolo es un ecologista de miedo; puso mala cara y no dijo nada, pero saltó como si le hubieran hurgado con un hierro caliente cuando oyó decir a su amigo que los jabalíes son muy duros de matar y que había herido uno en "Cabeçó" que pesaría más de 100 kilos y que malherido escapó a toda velocidad

- Habrá muerto por esos montes –añadió- porque la herida era de muerte.

Manolo rebailó el legón contra la acequia con muy mala clesa y le dijo a Batiste que era un criminal; luego añadió unos cuantos calificativos más, que no eran menos ofensivos y se fue a ver si el agua había llegado ya al extremo de la era.

Batiste no respondió y se marchó sin decirle adiós, indignado y ofendido, y luego ha estado dos meses sin ir a la finca de Manolo. Pero cuando se ha enfriado el disgusto ha vuelto a visitarle aunque dispuesto a dar media vuelta sin decir ni pío si Manolo volvía a insultarle, pero contra lo que esperaba le recibió muy amable.

- Batiste amigo, le dijo con voy muy blandita, perdóname por lo que te dije en el bancal, y es más te animo a vayas al monte y mates todos los jabalíes ¡no dejes ni uno! Hasta las hembras de cría.

- ¿Y eso?, inquirió Batiste extrañado ¿Por qué quieres que los extermine?

- ¿Por qué? Ven y verás. Y le llevó al bancal de las patatas. Estaba todo como si lo hubiera labrado un novato. Las matas arrancadas, los caballones deshechos y las patatas a medio crecer desparramadas por doquier y muchísimas troceadas y a medio comer.

- Mira lo que me han hecho los jabalíes, Batiste. ¡Mátalos a todos, no dejes ni uno! Repitió una y otra vez en el colmo de la indignación. Y de los ojos de Manolo se escaparon dos gruesos lagrimones.
ISIDRO BUADES RIPOLL
Cronista de la Villa de Sant Joan d'Alacant

Publicado porAlfredo en 17:00  

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