105. VALORACIÓN DEL PASADO, BASE DE UNA PROYECCIÓN SANA HACIA EL FUTURO

Soy vecino de San Juan sólo desde hace 8 años, aunque resido en la provincia de Alicante desde hace 11 años. Por mi profesión, maestro, he tenido que cambiar frecuentemente de residencia y siempre he buscado conscientemente echar raíces en los lugares en los que me ha tocado residir. En cada nueva localidad que me acogía a mí y a mi familia he intentado descubrir sus riquezas naturales, culturales, humanas, históricas.

San Juan no ha sido para mi una excepción y desde que me empadroné en esta joven población empecé a indagar en todas direcciones del tiempo y del espacio qué características, qué espíritu, qué personajes habían conducido la vida de los sanjuaneros. Atrajeron mi atención esa plaza en la que se juntan tres periodos y tres aspectos importantes de la vida del pueblo, tres estilos arquitectónicos bien diferenciados: La iglesia, la escuela y el ayuntamiento. Despertaron también mi interés casas familiares con mucha personalidad situadas en la rambla (casi todas demolidas en 7 años), en la Calle Mayor o en otras calles del casco antiguo, así como casas señoriales que se extendían por toda la huerta y que evocaban tiempos no muy lejanos en que la relación con la tierra y el agua debieron ser muy otras que la que tenemos actualmente.

Dada mi profesión me interesé particularmente por la silueta sobria, clara y armoniosa de la Escuela que lleva el nombre del patrón del pueblo "El Cristo de la Paz". Me recordaba la arquitectura de escuelas que yo había conocido a lo largo y a lo ancho de la geografía española y que habían sido construido en el periodo de la II República, inspirándose en el modelo arquitectónico escolar que la Institución Libre de Enseñanza había diseñado ¿Sería eso así?

Por casualidad, si es que la causalidad existe, me topé con un dato que respondió en parte a mi cuestión. Descubrí que el primer nombre de esa escuela había sido, nada más y nada menos, Don Hermenegildo Giner de los Ríos, que además de haber sido diputado republicano, había sido durante muchos años alcalde de Barcelona y gran promotor de iniciativas pedagógicas allá donde su influencia alcanzaba. Pero además Don Hermenegildo era, ni más ni menos, el hermano de Don Francisco Giner de los Ríos, fundador y alma de la mismísima Institución Libre de Enseñanza, institución pionera y señera de la pedagogía y de la cultura española desde 1876 hasta 1936.

Muchas otras preguntas me asaltaron. ¿Quién decidió darle el nombre de Don Hermenegildo a la escuela de San Juan?

¿Cuándo se inauguró? ¿Cuándo se le cambió el nombre? ¿Qué maestros impartirían su enseñanza en ese centro antes de la Guerra Civil y durante la misma? ¿Qué fue de ellos? ¿Habrá alumnos que residan aún en San Juan que pudieran recordar su vida escolar en aquellos años y hablar de sus maestros?

No sé si algún día obtendré respuesta a esas preguntas y a muchas otras que me formulo y no expreso, pero, ¡mira por donde! A comienzos de Diciembre llega a mis manos un "Boletín Cultural LLOIXA" del mes de Noviembre en el que me sorprenden dos artículos. Uno en el que Alfredo Campello hace una semblanza de Don Rafael Altamira, hijo adoptivo de San Juan, y anima a preparar la celebración, dentro de un año, del centenario de la concesión del título de Hijo Adoptivo de tan preclaro personaje, miembro de la Institución Libre de Enseñanza, entre otras señas. Y un segundo artículo en el que se da a conocer el descubrimiento en unos restos abandonados del Archivo Municipal, entre los cuales se encontraba una factura de la fiesta de inauguración de la escuela en el año 1934.

Ambos artículos me dan a entender que el pasado cercano de San Juan es más interesante de lo que a primera vista podría parecer; que parte de ese pasado permanece en un olvido del que tendría que ser liberado para que de verdad las generaciones que vengan a esta población puedan forjar un futuro acorde con el pasado que sus ancestros soñaron; que quizás estamos aún a tiempo de salvar esa parte de la memoria colectiva si entre todos aportamos las informaciones, referencias o vivencias que tengamos.

Sólo conociendo y valorando justamente el pasado una población puede actuar correctamente en el presente para imaginar un futuro esperanzador. Por eso desde aquí animo a todos los que se sientan movidos por esta propuesta a utilizar el medio de comunicación de este "Boletín Cultural LLOIXA" para esclarecer esta parte de la historia de esta localidad para permitir a los niños y jóvenes sanjuaneros apreciar y enorgullecerse de esa parte de su historia local tan fructífera.
Pedro Alvarez-Monteserín

Publicado porAlfredo en 23:59  

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